Es que Marcos no es un perro común. Hace 14 años que vive y duerme en la puerta del policlínico, al que adoptó como su hogar desde que algún día entró su dueño y nunca más salió. Los que lo conocen cuentan que Marcos era cachorro cuando llegó por primera vez al Ados, corriendo detrás de la ambulancia que traía a su amo, un viejo cuidador de edificios del barrio. Dicen, que el pequeño animalito permaneció en la puerta del policlínico día y noche, esperando que aquel hombre saliera. Pero el hombre estaba muy enfermo y falleció. Impresionante.