La estadística elaborada por la Hacienda de Gipuzkoa, mediante la cual calcula el IBI, revela una perspectiva de género digna de reflexión, y es que solo un tercio de los pisos o casas del territorio son propiedad de una mujer. Debajo de ese dato finalista se hunden las raíces de una desigualdad histórica que aunque en los últimos años se trata de acotar, sigue presentando unas brechas muy abiertas entre hombres y mujeres, sobre todo las que se refieren a acceso a un empleo, retribución, prestaciones o cuidados familiares.