En toda California, las agencias públicas y los empleadores privados se enfrentan a una falta endémica de trabajadores de todo tipo, desde los no calificados hasta los altamente educados. La escasez persiste a pesar de que California tiene casi un millón de trabajadores desempleados. La tasa de participación de la fuerza laboral de California –el porcentaje de adultos en edad de trabajar que trabajan o están disponibles para trabajar– es apenas del 60 por ciento, lo que es, en el mejor de los casos, mediocre.