Cuando con 18 años Miguel Domínguez (Isla Cristina, Huelva, 1956) llegó a Boltaña, en Huesca, todas las montañas eran nuevas a sus ojos.Dos años antes se había ido de casa al colegio de la Guardia Civil de Valdemoro emulando a su padre, que salía de patrulla por tierras onubenses a caballo. Entonces hablaba con la zeta y los horizontes eran mágicos.