En Suiza, el poder judicial es independiente del ejecutivo y del legislativo. Para llevar a cabo cualquier cambio en la Constitución es obligatorio aprobarlo mediante un referéndum; para realizar cualquier cambio en una ley se puede solicitar la celebración de un referéndum. Y así, a través de referendos, los ciudadanos pueden impugnar cualquier ley votada por el Parlamento Federal y, por medio de iniciativas, introducir enmiendas a la constitución federal, lo que hace de Suiza el estado del mundo más próximo a una democracia directa.