Los habitantes de los slums no quieren una vivienda pública de protección social, quieren una vida digna, y vida y dignidad podrían ser incompatibles con un sistema económico que considera la vivienda un bien de consumo más, situado al mismo nivel que, por ejemplo, un crucero por el Báltico. La clave podría estar en aquello que dijo el primer ministro franquista de la vivienda, José Luis Arrese, en el año 1957, sobre la necesaria transformación de los proletarios españoles en propietarios. Pero, ¿quieren los habitantes de los slums ser...?