"Manuel Chaves Nogales dignificó una profesión presa del servilismo político. La vida le pagó con el destierro y una tumba sin nombre.[...]Un hombre como yo, por insignificante que fuese, había contraído méritos bastantes para haber sido fusilado por los unos y por los otros. Quizás justo por esto, por no tener a nadie jamás contento, los periodistas, que debemos ser independientes pero no neutrales, porque la realidad nunca es neutral, siendo tan poca cosa, somos tan necesarios."