Sin un liderazgo claro y cohesionador, no esclavo de dogmas ideológicos ni doctrinarios, cualquier intento de sobreponerse o superar una situación crítica será infructuoso.Sin objetivos comunes y sin la ligazón suficiente para trabajar por su conquista, la fragilidad del sistema llega a niveles extremos, y en este sentido, la historia ha dejado suficientes evidencias de cómo ante la falta de cohesión y liderazgo de un grupo grande de hombres, otro más pequeño, pero más cohesionado, se ha impuesto.