Ella, a sus 32 años, era feliz en España. Había llegado buscando oportunidades. Su primo Franklin, en sus primeros días, la ayudó. Después, siguió su camino y perdieron el contacto. Ella se valió por sí misma para buscarse la vida. ¡Hasta tenía pareja! Trabajaba para mandarle dinero a su niña, de algo más de tres años, que esperaba en Santo Domingo, en la capital de República Dominicana, para poder venirse con su madre. Jhoesther descubrió que su amante, de la misma nacionalidad y bastante más mayor (49 años), estaba casado entonces decidió ...