Pablo González lleva dos años y tres meses entre rejas en una cárcel polaca a la espera de juicio y de que se presenten pruebas contra él. En todo este tiempo, se le ha mantenido en un estado de semincomunicación. Tan solo ha podido relacionarse con el exterior a través de cartas que son controladas por el personal de la prisión y de las visitas puntuales de sus abogados, el cónsul español y algunas muy concretas de familiares cercanos.

Hay algo subversivo en un hombre adulto en pantalón corto: demasiado sexy, demasiado infantil, demasiado deportivo. Y, sin embargo, Paul Mescal, Jacob Elordi y Pedro Pascal, entre otros, demuestran que estamos en la edad dorada de los ‘shorts’. “Un hombre no debe llevar nunca pantalones cortos, excepto cuando esté en la playa o durante una caminata”. Así, se ponía negro sobre blanco una creencia que surgió mucho antes y que todavía perdura: los pantalones cortos no son admisibles en el estilo masculino más allá de algunas contadas y sudorosas.

El abogado e hijo del presidente del Tribunal Constitucional, Cándido Conde-Pumpido,Cándido Conde-Pumpido Varela, de 43 años, ha sido detenido este viernes al mediodía por la Guardia Civil en Madrid por agredir a su ex pareja. Los agentes lo han trasladado a las dependencias del Instituto Armado, donde ha quedado arrestado por un presunto delito de violencia machista.

Muchos tenemos la suerte de recordar los cuentos que nuestros abuelos nos contaban, esos platos de comida casera que nos preparaban, el olor del tapete de la mesa camilla sobre la que jugábamos a las cartas con ellos o las anécdotas que nos relataban sobre su infancia. Algunos, incluso, puede que nos encontremos sin pretenderlo repitiendo perfectamente la letra de una canción popular que canturreaban o que tengamos la vaga memoria de su paciente compañía mientras jugábamos en los columpios del parque.

Un escándalo ha sacudido a Tailandia después de que un empresario de 64 años descubriera a su mujer, la política del partido demócrata Prapaporn Choeiwadkoh, de 45 años, engañándolo con su hijo, un monje budista adoptado de 24 años. Las imágenes muestran al empresario irrumpiendo por sorpresa y quitando las sábanas para revelar a los amantes. Choeiwadkoh, avergonzada, ha declarado a los medios "No teníamos relaciones sexuales. No es lo que parece en el vídeo. Tenía algunos problemas, así que estábamos hablando juntos y luego íbamos a ducharnos"

“¿Cómo va a ser el Estado quien decide sobre el chico? A mí no se me ocurre una cosa tan invasiva”, destacó el diputado en unas declaraciones tan polémicas que han obligado al Gobierno de Javier Milei a salir a distanciarse de lo que ven como una opinión personal. Benegas Lynch es hijo del intelectual homónimo a quien Milei considera su máximo referente ideológico. En opinión del diputado, la educación es “responsabilidad de los padres” y, por ese motivo, no debería intervenir el Estado en ella.

Aunque muchos creen que se trata de un bambú autentico, esta planta se llama Dracaena Sanderiana. Su tallo es resistente y es muy similar al de bambú, por eso la confusión. Pertenece a la familia de las liliáceas, siendo así una planta tropical nativa de las selvas de Camerún, el sudeste Asiático y África.

El hombre tenía un juicio pendiente por el siniestro que hace dos meses se cobró las vidas de una madre y un hijo.

Chongqing la ciudad más loca del mundo. Trenes que atraviesan edificios, plazas en un piso 22,autopistas en las que si te pasas la salidas puedes tardar un día en llegar a tu destino...

Eva, de 49 años, subsiste en una tienda de campaña tras ser desahuciada y no tener ni techo ni trabajo

Una patrulla acudió al lugar y los agentes comprobaron que en el interior del carrito había un niño pequeño con evidentes síntomas de frío. Pasado un tiempo, al lugar de los hechos se personó un hombre que manifestó ser el padre del niño. Ese hombre resultó ser la misma persona que horas antes había sido víctima de malos tratos en el bar. Los agentes procedieron entonces a su detención como presunto autor de un delito de abandono de menor.

Mientras ellos van al frente de combate –por un salario que supera los 3.000 euros si están en primera línea–, las ucranianas se ocupan del trabajo doméstico y los cuidados no remunerados de niños, ancianos y veteranos, agravando la desigualdad de género