Me preocupa que las potencias occidentales, garantes de la democracia y los valores de Occidente (en teoría), no sean capaces de obligar a un país como Marruecos, dudoso régimen “semidemocrático” y donde los derechos humanos tienen escaso valor, a respetar la legalidad internacional y dejar de oprimir al pueblo saharaui, a dejar de robarles el futuro literalmente ahogándolos en el desierto mientras son los colonos marroquíes enviados por el gobierno de Mohamed VI los que disfrutan de los escasos recursos del territorio saharaui