Fue Joseph Conrad quien nos contó esto, desde el corazón de las tinieblas, apabullado por los horrores cometidos por los belgas y otros europeos en su imperialismo colonialista. África se había convertido en un gigantesco depósito de marfil, caucho y esclavitud. Años más tarde, militares españoles acostumbrados a la táctica del exterminio colonialista en la guerra del Rif, como Franco, Mola, Yagüe o Queipo de Llano, abandonaron África para continuar sus atrocidades en la península ibérica.