Uno de cada cuatro jóvenes lusos vive en el extranjero, mientras Portugal echa de menos la mano de obra cualificada. Una paradoja que incluso se ha colado en la precampaña electoral y que la llegada de inmigrantes no consigue resolver. El país ve marchar a cerca de 60.000 portugueses cada año, el 70% menores de 40 años. Carlos Baptista es uno de ellos. Este ingeniero de 28 años se mudó a Barcelona con su novia para trabajar tras años cobrando el salario mínimo en Portugal."Básicamente trabajas para sobrevivir, para pagar las cuentas y poco más"
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