Estas son las historias de ocho hombres que, de algún modo, han regresado a sus casas. Han vuelto en forma de adoquines dorados que han sido colocados recientemente en diversas calles de Madrid. Ocho placas cúbicas en las que hay inscritos un nombre y una biografía escueta, de estilo telegráfico. Son las llamadas stolpersteine, palabra que significa literalmente “piedras que hacen tropezar” en alemán. Fueron ideadas por el artista berlinés Gunter Demnig en 1992, que decidió plantar baldosas para recordar a las víctimas del nazismo en el último
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