Según el fiscal, el acusado zarandeó a su hijo de 45 días ocasionándole lesiones que "responden al síndrome del niño zarandeado", y dejándole como secuelas retraso motor y epilepsia. El niño, que en la actualidad tiene tres años, sufre también déficit de atención, que afecta levemente a su capacidad volitiva relacionada con el control de impulsos.
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