Cansados de la rutina, Nikki Walsh y su novio Tanner Broadwell decidieron hace un año cortar por lo sano, vender sus magras propiedades y comprar un velero con el que dar la vuelta al mundo. En la singladura les acompañaba su perrito Remy, de dos años. El sueño duró algo menos de 48 horas, lo que tardó la nave en irse a pique en la playa de Madeira (Florida).
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