La pintura se expresa iluminando el instante, es el arte que apela a nuestra visión fijando en la tela un presente eterno y luminoso. Cada trazo congela en el lienzo una realidad fugaz, cada pincelada es un bocado de luz que revelará finalmente la escena representada. Por el contrario, tiempo y oscuridad resultan a la pintura cuerpos extraños. La representación pictórica del mito de Eros y Psique ilustra perfectamente este principio acerca de las cualidades y los límites de la pintura y nos plantea una singular paradoja acerca de la visión.
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