En un ya lejano 1995 vine a Barcelona como tantos otros expatriados. Contratado por una multinacional alemana que después de un periodo de formación en EEUU, Países Bajos y Alemania me mandaba a España. Para mí era la realización de un sueño como hijo de madre asturiana y padre holandés poder por fin ir a trabajar a España y encima Barcelona.Una ciudad que estaba recién instalada en el estrellato mundial después de los mejores Juegos Olímpicos de la historia. En esa España tan admirada en el resto de Europa y mejor ejemplo de las bendiciones...
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