Esta transición se da cuando los cambios hormonales de la madurez traen como consecuencia un aumento en la producción de lípidos en la superficie de la piel; “de ahí que mucha gente diga que los ancianos tiene un olor más fuerte”, asegura el científico. A esta edad, se va reduciendo nuestra capacidad antioxidante lo que da como resultado que “aumente exponencialmente esa peroxidación, se genera más 2-nonenal y el cuerpo huele cada vez peor.
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