Con más o menos motivos razonables, porque todavía nadie ha visto una sola prueba de las acusaciones que ha vertido durante los últimos meses, lo cierto es que la carrera de Trump contra China ha causado ya bastantes destrozos en la industria. El ejemplo más claro, el de un Huawei sin poder acceder a chips ARM, a las partes propietarias de Google en Android y a otras piezas para fabricar teléfonos móviles.
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