El fútbol cambió. Lo menos importante de lo menos importante pasó a ser lo más importante y a lo que la gente le presta realmente atención. Ahora se amontonan segundos, minutos y horas en tertulias nocturnas que tratan sobre debates de cosas inertes y carentes de sentido. Pero todavía hay un pequeño reducto que lucha por no olvidar el pasado, ese deporte en el cual los jugadores no se hacían injertos capilares, llevaban bigote, los dorsales eran del ‘1’ al ’11’, los campeones de verdad se peleaban por los títulos europeos, no había cualquier no
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