En junio de 2018 Microsoft anunció uno de sus proyectos más curiosos: Project Natick. La idea era sumergir un centro de datos con 864 servidores en el fondo del océano para ver si es más fácil mantenerlo ahí que en la superficie, donde había un homólogo. Dos años después lo han sacado de nuevo a superficie una vez el experimento ha finalizado. Y parece ser que ha sido todo un éxito: el centro de datos de debajo del agua solamente sufrió una octava parte de fallos con respecto al que se encontraba en tierra firme.
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