Desde el siglo XVIII hasta hace poco más de 4 décadas, España se caracterizó por ser un Estado centralizado. Durante ese periodo, Madrid creció, demográfica y económicamente, más que ningún otro territorio español, sobre todo en la segunda mitad del siglo XX. Favorecida por los efectos de su capitalidad y por la configuración de una red radial de infraestructuras viarias, atrajo población y riqueza de buena parte de la península ibérica. CCon solo el 1,6% del territorio español, su renta por habitante es un 36% superior a la media estatal.
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