Todo comenzó en 2018, cuando Luca compró un ordenador Lenovo y decidió que no quería usar el Windows que llevaba preinstalado. Él sabía que podía comunicarse con Lenovo para solicitar un reembolso por un sistema operativo que no iba a usar, y además decidió hacerlo. la respuesta de Lenovo le sumergió en una odisea de procedimientos legales. Tras dos años y dos litigios, Lenovo fue obligada a pagar daños por 20.000 euros tras negarse a ofrecer el reembolso y forzar a su cliente a tomar parte en un desproporcionado e innecesario proceso legal.
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