Aquí están, los franceses del Daesh. Estamos en una prisión moderna en Derik, al sur de Qamishli, capital del Kurdistán sirio. Un misil turco cayó cerca, como para animarlos a escapar. Pero la prisión es segura. Los guardias llevan cascos, máscaras, van vestidos de negro. Sólo se puede acceder a la zona de máxima seguridad a través de una serie de pasillos, verjas y puertas blindadas.
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