El gran número de elecciones que se vivirá en España en los próximos meses ha alterado la planificación de la próxima Semana Santa. Uno de los principales damnificados será Jesucristo, que tendrá que resucitar el sábado santo porque el domingo de resurrección le ha tocado de vocal en una mesa electoral. Este año, en lugar de resucitar al tercer día, Jesús tendrá que resucitar al segundo para presentarse en el colegio electoral a las nueve de la mañana.
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