En los últimos meses gracias a los procesos de vacunación se está observando una mejora en los distintos índices de salud mental. Las vacunas tienen un efecto directo sobre el bienestar psicológico de los individuos que son vacunados, al disminuir el riesgo de contraer el COVID-19 y la severidad de la enfermedad, y un efecto indirecto a través del descenso en el número de infectados y la relajación de las medidas de confinamiento y movilidad.
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Tontos pero no locos. Reacios, reacios, pero se vacunan por si acaso...