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¿Qué hago a las seis de la mañana viendo una serie que ni siquiera me gusta?  

Una de las virtudes de la fiebre de Juego de tronos es que nos hace sentir gilipollas. No como una sensación subjetiva, sino empíricamente demostrable. Uno puede sentirse gilipollas sin serlo, pero si, como yo, te pones el despertador a las seis de la mañana (verlo en directo, a las tres de la madrugada, me parecía un exceso impropio de un señor mayor) para ver un capítulo que puedes ver en cualquier otro momento de la semana o de la vida, es que eres gilipollas. Y esa es una verdad que merece y necesita ser revelada.

| etiquetas: game of thrones , juego de tronos , serie , tv , gilipollas

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