La situación más delicada se vivió en Quíbor, donde durante la mañana se conoció la llegada de un camión cargado de pañales. Tan pronto se corrió la voz, el caos no se hizo esperar en una de las principales arterias viales, llegando incluso a paralizarse el tráfico. No faltaron los conatos de peleas aunque el propietario del negocio, tuvo paciencia para marcar números en los antebrazos de quienes hacían la cola y nunca perdió la calma a pesar de la alteración. Quedan dudas de si el comerciante volverá a vender pañales sin protección policial.
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