Incluso si el 90% de la población no produjera nada de carbono, las emisiones previstas del 10% más rico (los que ganan más de 55.000 dólares) en los próximos nueve años utilizarían casi todo el presupuesto mundial. La disparidad en el impacto medioambiental refleja la desigualdad de una nación. No es de extrañar que los prósperos de las naciones ricas se empeñen en tratar de echar la culpa a China, o a las tasas de natalidad de otras personas: a veces parece que intentan cualquier cosa antes de atender a sus propios impactos
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