No es solo Marruecos. El Gobierno de España se ha colocado rápidamente el casco de la OTAN ante la cuestión de Ucrania por algo más que la necesaria cobertura norteamericana en el Magreb. Ese algo más es la posibilidad de ampliar posiciones de influencia en la Unión Europea gracias a la posición geográfica de España, a la escasa dependencia del gas ruso y a la débil presencia de intereses económicos españoles en Rusia, condicionantes que sí tienen otros países europeos, señalan fuentes gubernamentales consultadas por La Vanguardia.
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