Esclavos. Pero esclavos que se encadenan de manera voluntaria, gente con problemas muy parecidos al Síndrome de Estocolmo. Nos obsesiona esa falsa aceptación que buscamos de manera totalmente irracional e instintiva, y muchas veces no nos paramos a pensar si realmente vale la pena dejar de ser uno mismo en pos de la pertenencia a un grupo que ni siquiera nos valora.
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