En Colombia la mentira, el desprestigio y la confrontación visceral se han convertido en el arma predilecta de quienes hacen parte de una corriente política llamada “el uribismo”. Al parecer, lo que no consiguen a base de argumentos lo quieren obtener con falsedades tan absurdas y fuera de contexto que pasan de ser un chiste a convertirse en un verdadero problema. No hace falta sino ver a los más destacados representantes de esta tendencia, como lo es Paloma Valencia dando alaridos desenfrenados en un discurso de amor solemne hacia Álvaro Uribe
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