Al menos 94 personas, la mitad negros, murieron tras darles policías sedantes e inmovilizarles entre 2012 y 2021, según hallazgos de AP, FRONTLINE y Centros de Periodismo de Investigación: casi el 10% de más de 1.000 muertes investigadas de sometidos de maneras supuestamente no fatales. Práctica extendida silenciosamente por EE.UU. por 15 años, basada en ciencia dudosa por expertos afines a la policía. Alegando combatividad, daban sedantes como ketamina, ralentizando más su respiración; a veces sufrían paros cardíacos y respiratorio en minutos.
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