Stacey se quedó dormida en abril y se despertó en junio. Beth duerme 22 horas al día y Diana y María pueden pasarse una semana entera sumergidas en un profundo sueño. Todas tienen el síndrome de Kleine-Levin, un trastorno neurológico que lo padecen 1.000 personas en el mundo y del que no se conoce cura.
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