La investigación muestra cómo las autoridades de España y Marruecos reaccionaron ante una avalancha que dejó personas necesitadas de auxilio en ambos países. Los agentes marroquíes no dejaron de lanzar gas lacrimógeno en un recinto sin salida y respondieron a la avalancha con brutalidad. Los agentes españoles, por su parte, no atendieron a las víctimas del amontonamiento, a pesar de que el helicóptero de la Guardia Civil grabó ese momento. Uno de los 35 testigos entrevistados asegura que una persona murió del lado español.
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