Lo que no tiene ninguna lógica es lo que ha ocurrido en una inmobiliaria de Teherán, donde una pareja realizó la compra de un piso para su can, llamado Chester, al no tener herederos. Pero, en vez de ser los humanos los que firmaban el contrato, era el perro con un sello húmedo el que estampaba la huella de su patita en el documento, ¡y eso se daba por válido! Cuando ni en España, ni en Teherán, ni en ningún otro país del mundo una firma así tiene validez jurídica.
|
etiquetas: perro , inmobiliaria , perro