Hacer partícipes a los compañeros de clase de una realidad que puede estar ocurriendo muy cerca de ellos es necesario para crear conciencia y, al mismo tiempo, para poner en marcha la segunda fase: el acompañamiento de la víctima. "Todo consiste en que esa persona esté siempre acompañada. Cada vez que la persona (con conductas suicidas) tiene que salir de un aula para ir al baño tiene que ir con lo que nosotros llamamos guardianes", afirma Guijarro.
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