Es una escena perturbadora. En una carretera transitada, una pequeña figura mendiga dinero vestida con un chándal rosa y una cabeza de muñeca de gran tamaño, pelo rubio y gafas rosas. Como una Barbie espeluznante, se apresura a coger el dinero de los automovilistas antes de volver a su puesto, todo ello con una cadena al cuello. La cola del animal revela que es uno de esos monos capturados en estado salvaje y vendido a un dueño que le sustraerá los molares para que no muerda, y lo someterá a un cruel entrenamiento para que ande a dos patas.
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