Entre las medidas que China decretó para parar el coronavirus estuvo el cierre de empresas, fábricas, restricción de movimiento y parón del transporte. Estas agresivas políticas provocaron fuertes caídas en la quema de combustibles fósiles y redujo la fabricación de productos causantes del 27% (+/-) de los gases de efecto invernadero mundiales. También ha mejorado mucho la calidad del aire. El Centro para la Investigación del Clima Internacional calcula que esto evitará la muerte de entre 54.000 y 109.000 personas en China.
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