La práctica consiste en programar una serie de vuelos, aun sabiendo que no se operarán todos, y comercializarlos después, lo que permite ofrecer a los clientes muchas alternativas de itinerarios y tarifas para capturar la demanda, aumentar sus ventas y generar liquidez. Según explican a este periódico fuentes conocedoras, algunas de las principales aerolíneas europeas llegaron a aumentar su oferta de vuelos un 33% el pasado mes de junio, cuando la demanda se desplomó en torno a un 90%. De
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