Quizás, como contaba esta mañana el New York Times, lo que hace de esta barbarie un acto de violencia sin precedentes sea la forma en que se diseñó: querían hacer viral una masacre. Y lo consiguieron. A pesar de que Facebook, Twitter o YouTube se apresuraron a eliminar la grabación y el manifiesto, no fueron rival para la velocidad de los propios usuarios.
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