Los humanos, y las especies invasoras que traemos con nosotros, somos vistos como destructores de ecosistemas. Pero los alteramos con la misma frecuencia, eligiendo inadvertidamente ganadores y perdedores de entre las especies a medida que transformamos su entorno. Un artículo publicado en Nature describe un caso en el que nuestras acciones convirtieron a una especie de mariposa en una especie ganadora, pero luego cambiaron el juego tan rápido que la población local se extinguió. Todo esto porque un hombre murió y su rancho cerró.
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