Las vacunas son normalmente testadas mediante su inoculación a un gran grupo que es comparado con otro al que no se le haya inyectado la vacuna, dejando que la exposición natural a la enfermedad haga su trabajo. Sin embargo, este es un método que puede durar meses, requiere miles de participantes y, sobre todo, necesita que la enfermedad esté presente y con tasas de contagio relativamente elevadas.
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