Queviures Múrria, una tienda centenaria de Barcelona que, tras ser un colmado, el año pasado reabrió convertida en charcutería con degustación, se las ha ingeniado para evitar que el local se llene de turistas que solo entran a mirar y hacer fotos. La solución que han encontrado sus responsables es colgar un cartel en inglés en la puerta que advierte de que acceder sin comprar tiene un precio de cinco euros por persona.
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