Otra vez nos mandan callar. Como tantas veces hicieron los reyes y los amos. Purita casta. Esta vez la orden provino de un político profesional al servicio de los bancos y demás compaña. Cuando no hay argumentos se manda callar a quien disiente, a quien defiende a la gente de abajo. Y, para más INRI, la voz era de un varón, que probablemente se crea progresista, pero que empleó el más viejo imperativo machista y patriarcal frente a una mujer: “cállate, bonita”. Le faltó decir aquello de que “calladita estás más guapa”. Al calor del desacato...
|
etiquetas: podemos , andalucía , bonita