Soñando con la posibilidad de cocinar un sofrito alguna vez y que no la obligaran a meterse en política, una cacerola de Barcelona ha expresado esta mañana ante la prensa que preferiría vivir en una ciudad más tranquila y en la que no la golpearan cada noche con una cuchara. "Llegan las nueve de la noche y abren la puerta del armario y ya sé a qué vienen, vienen a hacerme daño", explica la cacerola. "En Barcelona no se puede estar, la situación es de una violencia extrema", añade.
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