Las bibliotecas son un recurso muy valioso dentro de nuestra sociedad. Además de prestar libros tienen toda clase de funciones, como ofrecer refugio ‒y libros‒ a las personas que no tienen techo bajo el que resguardarse. Ahora bien, ¿te imaginas una biblioteca en la que entrar cueste unos cien euros? Más bien parece una antibiblioteca, y no precisamente en el sentido que en Umberto Eco inventó el término. Pues bien, desde diciembre del año pasado esa biblioteca existe en el centro de San Petersburgo, en Rusia.
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