A los miembros de la banda del Kai los pillaron en el monte, porque es allí donde se esconden. En la montaña tienen su base, como una versión 2.0 de Curro Jiménez y sus hombres. Los agentes de la Ertzaintza habían pasado 20 jornadas escondidos en la ladera del Kobetamendi para intentar atrapar a este peligroso grupo de ladrones y aluniceros. Es allí, en el campo y entre la maleza, donde estos delincuentes tienen su guarida.
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