Normalmente a los aviones les gusta volar; están diseñados desde cero para ello. No tienen por costumbre caerse del cielo sin más. En realidad, la gran mayoría de los siniestros aéreos ocurren durante las operaciones en tierra o cerca de la tierra. Una vez un avión está allá arriba, lejos de todo y de todos, es todavía más seguro de lo normal, que es mucho. A cambio, cuando un avión se cae del cielo rara vez hay supervivientes y da lugar a grandes titulares, como trágicamente ocurrió el lunes con el vuelo Germanwings.
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